Yo siempre creí que era fácil fiestear todos los días. Nunca pude haber estado más lejos de la verdad.
Y es que sólo logré hacer por 9 días consecutivos. No es que mi cuerpo no pudiera. Fisicamente no había problema. Emocionalmente estaba devastado. No sé que carajo pasó, pero al final ya no se sentía bien. Entre las crudas, los "¿que fregados pasó anoche?" y los besos demás, no pude ya conmigo mismo.
Una buena regañada. Un día sin auto y una caminata que debí haber tomado hace algún tiempo, aclararon el panorama rápidamente.
El descontrol es fácil de alcanzar, fácil de darse cuenta que uno ha caído en él pero muy difícil de superar. Se vuelve adicción.
Todo con medida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario