martes, 27 de octubre de 2009

Mis confesiones

Siempre me he quejado de los pseudointelectuales que me topo en la calle, de sus aires de grandeza y sobre todo de su ínfima superioridad.

La verdad es que hoy me di cuenta que lo que menos he de querer ver en mi casa, ahí lo he de tener. Me lleva.

Me gustan las cervezas de tierras lejanas (y entre más exótica la botella, mejor). Me gusta ir a babosear un rato por las librerías, y si veo algún libro que parezca interesante, lo compro, aunque no lo vaya a leer jamás. Me gusta usar blazers de pana con un suéter debajo. Me gusta opinar de política y economía. Además creo tener el suficiente criterio para poder criticar cualquier cosa que se me ponga enfrente. Fumo pipa y la enciendo con zippo. Cuando no fumo pipa, saco cigarrillos de tierras aún más lejanas que las cervezas de una cigarrera que añora los viejos tiempos de Londres. Tomo bebidas que sin alcohol son de por sí exóticas. Trato de convivir con todo mundo al compás de una cerveza y al tenor de una plática en medio de la luz difusa a causa del humo de cigarro. Veo películas americanas de bajo presupuesto y las idolatro como si fueran una biblia hecha a la medida de mi vida. Escucho mil bandas indie que encuentro en myspace, para presumir de mi exquisitez y la delicia de mi gusto musical. A decir verdad, sólo una o dos canciones me gustan de entre tanta basura. Intento vestirme bien. No siempre lo logro. Ropa de intelectual en mi cuerpo, no siempre da buen resultado.

A veces también nerdeo un poco. Voy a las tiendas de electrónicos sólo para tener un orgasmo visual con pantallas de alta definición y sonidos de 7 bocinas y 2 búfers. También voy a las de videojuegos a mirar que juegos tienen los mejores accesorios y planeo comprarlos. Sé muy bien lo que significa lol, brb, afk y demás estupideces del Messenger. Manejo google earth solo para revisar la ruta que utilizaré en el auto para intentar no perderme. Rara vez no me pierdo. Tengo un celular que en las manos adecuadas, podría convertirse en un arma para conquistar al mundo. Sólo lo uso para tomar fotos, mandar mensajes y hacer llamadas. Gran basura.

Por el otro lado soy bastante común: me gusta manejar de noche, sin tránsito vehicular; me gusta comer carne y acompañarla con cerveza; voy al cine; salgo a antros, bares y clubes; hago un intento de baile que termina en adefesio; veo las noticias e intento leer el periódico; veo el soccer en la tv, aunque algunas veces voy al estadio. Con algunas copas debrayo acerca del amor y de todas las malas jugadas que he tenido. A veces también, digo que el amor es predecible, sistemático y metódico: me creo un buen Hitch. Obviamente todo son patrañas. Me enamoro y pierdo; a veces gano. Otras desearía no haber jugado, pero siempre lo disfruto. Hoy quiero enamorarme, aunque pierda; y si he de perder en ese juego, quiero que la ilusión dure un buen tiempo, para sentirme vivo y querido.

1 comentario:

César Cuellar dijo...

siempre soñe con tener mi blog asi, ahora tengo uno que no puedo definir, derrepente lo visita gente de japón, no lo entiendo, chingon, seguire leyendo