sábado, 6 de marzo de 2010

La historia que me dejó perplejo...

Debo decir ke por diversas razones no he posteado como suelo hacerlo. Si bien no me inspiro del todo, no sé ke escribir o simplemente me parecen vanalidades las patrañas ke publico, hoy debo hacer extensa esta historia para todos. Es verídica, yo conozco a la persona de la ke hablo en el relato y de verdad, me dejó en shock, especialmente por la forma en que este individuo ha cambiado su forma de ser, su carácter, su personalidad y la manera en ke interactúa con las personas. Por motivos discrecionales cambiaré su nombre en la historia por el de Manuel.

Akí lo dejo.

Hoy fue un día de despertarme tarde. Lo único productivo que hago en sábado es ir al gimnasio. Me divierte, me relaja y me hace verme mejor. Toda la gente que va ahí, tiene las mismas razones que yo para ir. Excepto uno.

Manuel es un sujeto alto. Por concenso general se podría decir que tiene un "cuerpazo". Usa el cabello corto. Es moreno. Gusta de usar tenis de perfil bajo color blanco, jeans y playeras. Es muy callado. Le agrada el rock en español de finales de los 80 y principios de los 90. Rara vez le escucharás hablar.

Muchos no saben, pero Manuel tiene un Título Universitario en Derecho. Estudió en una universidad de renombre. Pero él, tiene una historia poco agradable. Al momento que la contó, poco le faltó para soltar lágrimas. Al escuchar su voz cortada, preferí no seguir.

El creció en la misma colonia en la que ha vivido toda su vida. Es una colonia de pandillas, mafias, narcomenudistas, asesinos y demás. Desde pequeño frecuentaba a los niños de la cuadra. Jugaban por toda la calle. Se divertían. Comían papitas y tomaban frutsis juntos. Iban a la misma primaria. Formaron su propio equipo de fútbol. Se consideraban hermanos.

Cuando se convirtieron en adolescentes decidieron hacer un pacto. Un pacto de hermandad. Y así, todos, se tatuaron un escudo que ellos mismos habían diseñado en el brazo derecho. Tres años después, todos se separarían. Para Manuel habría sido una etapa muy difícil estudiar en un nuevo lugar, con nueva gente, sin sus hermanos. Ellos simplemente siguieron con sus vidas. Unos pudieron ingresas a alguna universidad pero desertaron. Otros se anexaron al negocio familiar de tienditas y tortillerías. Los restantes no hicieron nada.

Algunos años después, al regresar Manuel de la universidad, como todo un licenciado, se encontró con la decadencia de su círculo social. Los que no habían estado en la cárcel, se encontraban robando, traficando drogas o malviviendo. Cuando los fue a buscar, por azares el destino, hubo un enfrentamiento entre bandos rivales de distribución de droga. Él quedo enmedio del tiroteo. Lo único que pudo hacer fue defenderse y tomar un arma que encontró y disparar para salir de ahí con vida. Hirió de muerte a uno de los que lo rafagueaban con dos pistolas de bajo calibre.

La policía arribó. Lo detuvo. A pesar de haber actuado en defensa propia, lo declararon culpable por el asesinato de un menor de edad. Lo sentenciaron a 23 años de cárcel. Después de planear su defensa y llevar a cabo varios procesos penales y judiciales, logró una sentencia de 7 años que a la fecha ha cumplido.

Debido al tatuaje que traía en el brazo, lo identificaron como miembro de una pandilla local. Sus amigos eran los fundadores de la organización. Él no sabía, pero "su pandilla" tenía varios enemigos, dentro y fuera de prisión.

Cuando se enteró, era demasiado tarde. En el penal, lo tomaron entre 4 personas, lo forzaron y lo violaron. Y por si eso no hubiera sido poco, el tatuaje, el de sus hermanos, se lo arrancaron con un cuchillo para untar mantequilla. El no fue lo mismo desde ese día. Con una seguridad tremenda, visión de futuro, conocimiento y gran carisma, hoy es ún sujeto tímido, reprimido y resentido con las injusticias de este mundo.

Hoy se le notan vestigios de aquél tatuaje, pero se nota más la cicatriz que le quedó por la salvajía de aquellos cavernícolas.

Intenta rehacer su vida. No puede. Ha buscado trabajo en más de 50 lugares. Por sus antecedentes y su cicatriz, lo discriminan. Lo único que puede hacer es ser pintor en un taller automotriz donde le pagan lo suficiente para sobrevivir.

Así es como una vida se arruina.

3 comentarios:

bam bam truena mi cuete dijo...

No mames que mal pedo... ese wey no se merecia eso, pero asi es la pinchi vida para muchos, y simplemente facil para pocos, que mal pedo, buen relato...

Desierto dijo...

ya me la tome..

Azhün.. dijo...

que mal lo que le paso a esa persona.. y mas dificil tratar de seguir adelante despues de todo eso.

Saludos.